07 julio, 2007

Vittorio Corbo en su hora decisiva

Aunque faltan cinco meses para que Vittorio Corbo termine su período como presidente del Banco Central, en el oficialismo se debate entre que continúe a la cabeza del instituto eisor o que lo reemplace alguien más afín a las ideas del gobierno. Esto permitiría, de paso, reformar los objetivos de la entidad monetaria. Pero la última palabra la tiene la presidenta Michelle Bachelet.

Por  Fernando Vega
 

"Yo quería al mejor y puse al mejor", decía en abril de 2003 el entonces presidente Ricardo Lagos sobre la nominación de Vittorio Corbo como presidente del Banco Central. Sorprendiendo a muchos, el economista había aceptado completar el período de Carlos Massad, quien renunció tras el escándalo de Inverlink. Ahora es la presidenta Michelle Bachelet quien enfrenta el dilema de elegir "al mejor" para reemplazar al economista de la Universidad Católica o promover que se mantenga por otros cinco años.

Y es que en el oficialismo aseguran que desde hace un par de meses comenzó a instalarse en La Moneda la idea de no renovar el mandato del doctor en Economía del Instituto Tecnológico de Massachusetts en el instituto emisor. Porque el país ya habría entrado en una fase donde los supuestos con que se pensó un Banco Central independiente y preocupado sólo de la inflación habrían cambiado y porque se haría necesaria una renovación de los rostros. Según varios legisladores, el próximo presidente del instituto emisor debería estar preocupado también del crecimiento y del empleo, o al menos actuar con mayor coordinación con el Ministerio de Hacienda.

Según la norma, Corbo, cuyo mandato expira en diciembre de este año, podría seguir otros cinco más, pero para eso necesita del visto bueno de la presidenta y luego del Senado. Claro que antes, debe informar si tiene o no interés en mantenerse en el cargo. Según sus cercanos aún no ha tomado una decisión, pero sí ha dejado entrever que su ciclo ya estaría cumplido y que quiere retornar a sus actividades académicas. 

Qué Pasa solicitó a Corbo una reacción al respecto, pero desde la oficina de prensa de la entidad se informó que "el Banco Central no hará ningún comentario sobre un tema que está radicado exclusivamente en los poderes Ejecutivo y Legislativo".

Rayado de pintura

Pero en parte del oficialismo dicen que la suerte de Corbo quedó sellada el 16 de mayo en el Senado. Ese día tras la presentación del Informe de Política Monetaria (IPOM) advirtió que un cambio a la regla de superávit fiscal afectaría la inflación, la tasa de interés y el tipo de cambio. Aunque aclaró que este comentario era sólo parte de un supuesto metodológico, la polémica estalló. Y fuerte. Sobre todo en el Partido Socialista. El senador Carlos Ominami lo acusó de imprudente y Camilo Escalona -presidente de la Comisión de Hacienda- de que se había metido en un tema político. Corbo se defendió diciendo que no quería "rayar la pintura" al gobierno tratando de inclinar la balanza a uno u otro lado del debate.

Sin embargo, la senadora Evelyn Matthei dice que lo que dijo Corbo fue que "habían realizado sus proyecciones, con la actual regla fiscal y que si eso cambiaba debían revisar las proyecciones. Lo que existió fue una pataleta de un sector del Partido Socialista, que está a favor de aumentar el gasto fiscal", aseveró.

Para colmo, el 21 de mayo la presidenta Bachelet anunció en su cuenta anual ante el Congreso la modificación del superávit estructural rebajándolo desde el 1% al 0,5%. Si hasta circula la versión de que Corbo fue uno de los pocos que no aplaudieron a la mandataria en Valparaíso por esta iniciativa, lo que le habría restado todavía más puntos dentro del oficialismo para un eventual segundo mandato y que desde ese momento terminó por convertirse en una persona "non grata" en La Moneda.

Con el anuncio de un mayor gasto fiscal a partir del próximo año se cumplían las previsiones de varios economistas y resurgía el temor de que para controlar tanto gasto el Central terminara subiendo finalmente las tasas y poniendo un freno a la actividad que recién ha empezado a moverse con vigor este año.

Baile de posiciones

Uno de los que encabezan la cruzada anti Corbo hoy en el PS es el senador Alejandro Navarro. El "díscolo" parlamentario dice que no votará por él por ningún motivo y que deberá dejar su cargo. Pero Gazmuri relativiza el tema. Aunque asegura que no hay conflicto, sostiene que él está "más bien porque no haya reelección de los presidentes del Banco Central". Añade que Corbo "lo ha hecho bien, pero que es bueno cambiar las caras".

Aunque nadie en el oficialismo confirma que se estén sondeando candidatos para reemplazar a Corbo, lo cierto es que se trata más bien de un tema del PS. Los demás partidos están atentos y en su momento definirán qué harán. En la misma DC todavía no hay una definición y las posturas varían desde el continuismo total, hasta aprovechar el momento para redefinir las tareas del Central. El ex ministro del Interior, Andrés Zaldívar asegura que "lo lógico sería la permanencia como sucede en los países europeos y Estados Unidos, donde la cabeza del Banco Central se proyecta en el tiempo y dan una señal de continuidad". Mientras, el senador Hosain Sabag  dice que "estaría muy grato de votar por él por su buen desempeño", pero que también estaría abierto a escuchar otros nombres. En cambio en la Comisión Económica y Social de la DC, aunque no hay una crítica hacia la gestión de Corbo, el secretario ejecutivo de la entidad, Mauricio Jelves,  sostiene que "el término del su mandato podría ser el momento para instalar la discusión sobre el rol del Central, toda vez que una de las variables que repercutieron en el bajo crecimiento de 2006 tuvo que ver con una política monetaria muy conservadora", expresó.

La reticencia de jugarse de lleno por la salida o mantención de Corbo se debe primordialmente a que en el fondo, se busca evitar un nuevo foco de tensión en la Concertación, bastante magullada ya por las dificultades que ha debido enfrentar para aprobar las platas del Transantiago, los nombres para el directorio de TVN y las nuevas reformas al mercado de capitales.

Además, desde este punto de vista, puntualizan en el gobierno, a Bachelet no le quedaría otra opción que dejar a Corbo. "Buscar un nuevo presidente del Central que deje conformes a todos los sectores es  meterse en un zapato chino porque la mejor opción para Velasco y la presidenta es en la actualidad Corbo. De lo contrario Bachelet tendría que buscar una figura de oposición cuyo nombre sea incuestionable y que no esté marcado por el tema político. La mejor opción hoy, a cinco meses de la elección, es Corbo", confiesan en el palacio de gobierno.

Ello, porque en el Consejo del Banco Central se equilibran gobierno y oposición. Por el oficialismo están el DC José De Gregorio (vicepresidente) cuyo período termina en diciembre de 2011, y el socialista Manuel Marfán quien ocupó el puesto que dejó la economista María Elena Ovalle, de sensibilidad opositora y que se alejará en diciembre de 2013. Por la derecha está Jorge Desormeaux quien culmina su período en diciembre de 2009 (su reemplazante también será elegido por Bachelet) y Corbo, que si bien es independiente se le considera más proclive a ese sector.

Según fuentes de gobierno, De Gregorio y Manuel Marfán ansían el sillón principal. También se dice que la actitud de la DC de abrirse a todos los escenarios posibles busca conseguir un buen piso para poner a su correligionario, quien como consejero desde junio de 2001 estuvo nominado para reemplazar al también DC Carlos Massad tras su renuncia por el caso Inverlink en 2003.

El factor Eyzaguirre

Como si el escenario ya no fuera complejo apareció la sorpresiva "candidatura" del ex ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre. El ex secretario de Estado trabajó en el Banco Central desde 1990 a 1997, pero en su entorno niegan que tenga interés en volver a Agustinas 180. Es más,  aseguran que su promoción se debe a quienes sólo quieren que Corbo siga allí. "Así se van quemando los nombres" explicitan y añaden que incluso durante la crisis que llevó a Corbo al Central en 2003, fue la misma oposición la que le ofreció al actual presidente del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad, asumir la titularidad del ente emisor, propuesta que éste rechazó.

Esta semana el nombre de Eyzaguirre fue bien evaluado entre algunos parlamentarios de la Concertación, pero varios insistieron en que si llega a la entidad se podría producir el peor escenario para la derecha, el temido 4 a 1: es decir, un consejo cargado hacia el gobierno. En todo caso el diputado de la UDI Rodrigo Álvarez duda que ello ocurra.  "No creo que en La Moneda quieran comprarse un conflicto o enviar señales "raras" al mercado por lo que hoy el nombre de Corbo suena más...tiene más probabilidades de ser que de no ser. Si por alguna razón se cambia se debe velar por mantener el equilibrio. Ya hay 3 consejeros claramente de la Concertación y debieran continuar con dos que representen nuestras sensibilidades", sostiene.

Con su análisis coinciden fuentes del gobierno. Corbo es considerado un economista de posturas moderadas, que no representa precisamente a la derecha y que por eso mismo logra apoyos transversales. "Hay pocos economistas así", dice un analista. Aunque oficialmente en la Alianza no se han mencionado posibles nombres, se alude al ex coordinador del programa de Joaquín Lavín y asesor de Sebastián Piñera, Juan Andrés Fontaine, y al profesor de la Universidad de California de Los Angeles (UCLA) Sebastián Edwards.

Tampoco es trivial la buena relación que existe entre Corbo y el ministro de Hacienda Andrés Velasco. De hecho, a diferencia de Nicolás Eyzaguirre, que discrepaba constantemente con Carlos Massad, ahora la relación es cordial y si bien no son amigos, se entienden bien en los temas. Así lo reconoce un parlamentario de la comisión de Hacienda: "Ambos tienen una relación muy fluida y se nota, coinciden en sus posturas sobre el mercado laboral, rol fiscal y materias tributarias".

Ambos además no eran partidarios del relajamiento de la regla del superávit fiscal y se tienen un respeto intelectual mutuo. Uno de los asesores de primera línea del secretario de Estado, Luis Felipe Céspedes, viene del Central donde trabajó con Corbo.

Desde la misma UDI el senador Jovino Novoa añade que "habrá diversas evaluaciones sobre las medidas del Central pero la relación entre Velasco y Corbo es positiva, constructiva y fluida". Y por eso, confiesa un cercano al secretario de Estado, "Velasco está tratando de imponer que Corbo se quede en el cargo".

Según un economista, en estos últimos cuatro años, Corbo contribuyó a consolidar la credibilidad del instituto emisor al defender el esquema de metas de inflación implementado en los '90 y la plena libertad del tipo de cambio. "La mantención de la estabilidad de precios ha sido el resultado más destacable de su gestión", dice un ejecutivo bancario.

Cuando en 2003 llegó al Central, Corbo hizo una verdadera declaración de principios ante decenas de empresarios en una cita de Icare en CasaPiedra. Dejó en claro que el rol del instituto emisor sería la inflación y no los problemas estructurales como el desempleo y el crecimiento, a los que hoy quieren echar mano en la Concertación. Eso, en todo caso, lo definirá la presidenta Bachelet cuando en diciembre tenga que definir si promueve un nuevo nombre a la presidencia del Central o mantiene al economista.


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