02 julio, 2007

Sentí que Cuba entera me estaba besando

 Actualizado 3:00 A.M. (hora local)

  La Habana, lunes 2 de julio de 2007. Año 11 / Número 183

Periódico Granma

Expresó Driulis González, la abanderada de la delegación cubana a los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, una de las mujeres más laureadas del planeta

Oscar Sánchez
oscar.ss@granma.cip.cu

Foto:Ricardo lópez heviaElla es una de las mujeres más laureadas del planeta. En su deporte, el judo, lo ha alcanzado todo: el título olímpico de Atlanta 1996; la plateada en Sydney 2000; los bronces de Barcelona 1992, con apenas 19 años, y en Atenas 2004; dos coronas en los mundiales de 1995 y 1999, subtitular del orbe en el 2001 y 2003; tres diademas panamericanas y dos veces reina centrocaribeña.

Sin temor al absolutismo, difícilmente la ciudad de Río de Janeiro, sede desde el día 13 de los XV Juegos Panamericanos, tenga un huésped, hombre o mujer, de mayor linaje deportivo.

Cualquier atleta hubiera definido algunos de esos momentos como el más feliz de su carrera deportiva y le sobrarían razones para así sentirlo. Sin embargo, Driulis González Morales, una muchacha con poco más de 33 años, nacida en Guantánamo, es también de la estirpe de los que piensan que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.

El pasado sábado, tras recibir la bandera que defenderá la delegación cubana en Río de Janeiro de manos del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros, le dijo a Granma: "este es el momento más feliz de mi carrera deportiva, es lo más bello que me ha pasado".

"Raúl me felicitó, me dio dos besos y uno de ellos, me dijo, era de Fidel ¿quieres algo más grande que eso? Recibí la bandera y la ternura de esos dos grandes hombres, sentí que Cuba entera me estaba besando. No hay medalla, no hay oro en el mundo que valga tanto".

Todavía emocionada, nos habló del reto que significa Río de Janeiro. "Será difícil, pero soy de las convencidas de que sí se puede, regresaremos con el segundo lugar por naciones. A Cuba y a su deporte la han hecho grande los retos. Por ejemplo, en el judo femenino tenemos un equipo muy joven, cinco debutantes de siete, pero nuestros profesores han sabido impregnar en las más bisoñas la historia que hemos escrito por más de una década al más alto nivel mundial. Ellas sabrán continuar la senda de victorias de las judocas cubanas, no lo dudes".

Le creo, porque la mujer que lleva la enseña nacional a los Juegos Panamericanos, es de esas que han sabido empinarse ante cada montaña hasta coronar las cimas. En medio de su ascendente carrera deportiva, y aún muy jovencita, sufrió la irreparable pérdida de sus padres, primero, su mamá luego el papá; poco antes de salir hacia Atlanta 1996 una seria lesión cervical en un entrenamiento le amenazó su presencia en esos Juegos Olímpicos, incluso hasta su permanencia en el deporte, pero ella y su entrenador Ronaldo Veitía apostaron a la perseverancia, a la voluntad, a ese sí se puede, y casi sin recuperarse asistió y ganó.

A su regreso de esa lid le dije que había levantado a todo un pueblo con aquella medalla, que debía sentirse muy feliz. Contestó entonces, yo sabía que podía.

Hoy es madre de su pequeño Peter y aún cumple con el rigor del entrenamiento y¼ "aunque los años no pasan por gusto, si voy al combate, como ahora, solo un pensamiento me acompaña, el de la victoria".


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