10 julio, 2007

La adicción a los medicamentos se extiende entre los jóvenes de EEUU

Lunes, 9 julio 2007
IBLNEWS, AGENCIAS

La detención del hijo menor de Al Gore ha servido para poner de manifiesto hasta qué punto la adicción a medicamentos está reemplazando a drogas que se venden en la calle, como la marihuana, entre los jóvenes de EE.UU.

El arresto de Al Gore III, hijo del ex vicepresidente de EEUU, que se produjo el pasado miércoles cuando la policía lo detuvo por exceso de velocidad y encontró una pequeña cantidad de marihuana y fármacos que requieren receta, podría hacer algo más que nutrir las páginas de las revistas de cotilleos.

Por el momento, ha puesto de actualidad una cuestión cada vez más preocupante: el reemplazo de las drogas que se compran en la calle por medicamentos que se despachan con receta médica y que los jóvenes obtienen de amigos y familiares o en internet.

Entre los más populares se encuentran los fármacos que la policía encontró en manos de Al Gore III, de 24 años: el analgésico Vicodin, el ansiolítico Xanax, el tranquilizante Valium y Adderall, para tratar los problemas de déficit de atención.

"No me extrañaría si, en este momento, hubiera más jóvenes que abusan de medicamentos que necesitan prescripción médica que de marihuana", dijo a la cadena CNN Joseph Califano, presidente del Centro Nacional para el Abuso de Alcohol y otras Sustancias (CASA), de la Universidad de Columbia.

Se trata de una opinión que coincide con la de expertos consultados por Efe.

"Parece que están reemplazando las drogas callejeras porque (los medicamentos) se obtienen con mucha facilidad", señala Doug Thorburn, autor de cuatro libros sobre adicción al alcohol y otras sustancias.

Mientras tanto, para Carol J. Boyd, directora del Instituto para la Investigación de la Mujer, de la Universidad de Michigan, y experta en problemas de consumo de fármacos entre adolescentes, "el uso no médico de medicamentos contra el dolor es el tipo de abuso de drogas más frecuente entre la juventud de hoy".

La investigadora, madre de dos jóvenes de 17 y 21 años, cree que no es apropiado describir el problema como un reemplazo, ya que los adolescentes que consumen fármacos también utilizan marihuana y alcohol.

Boyd trasladó las preguntas de Efe al respecto a uno de sus "informantes" -un joven de 18 años que comenzará la universidad este año y que prefiere mantenerse en el anonimato-, quien respondió así: "Tomas Xanax antes de fumar la hierba (...). La marihuana es para la cosa social, mientras que el Xanax te calma".

Algunos lo utilizan para drogarse, otros para tratarse, indica Boyd.

La investigadora destaca varios factores que ayudan a comprender el problema: la percepción de que los medicamentos son más seguros, la facilidad con que uno puede informarse sobre ellos en internet, la disponibilidad de muchos fármacos (la mayoría lo obtienen de familiares y amigos), el rol de los padres y, por último, la publicidad, que hace que el uso de fármacos se normalice.

Según el CASA, entre 1993 y 2005 el número de estudiantes universitarios que abusaron de Vicodin y otros opiáceos creció en un 343 por ciento, o 240.000 individuos.

La proporción fue todavía mayor en el caso de tranquilizantes como Xanax y Valium (un 450 por ciento) y de un 93 por ciento en el caso de estimulantes como Adderall.

Internet parece ser la culpable de este aumento, al menos en parte.

"La disponibilidad de opiáceos adictivos, tranquilizantes y estimulantes convierte a internet en una amenaza mayor que los traficantes callejeros", señaló Califano.

En un informe reciente, el investigador se refirió a internet como "una tienda de caramelos" donde los medicamentos adictivos se pueden adquirir con un clic del ratón y una tarjeta de crédito.

"Los chavales no tienen que ir a la calle y lidiar con el traficante... además, ven a sus padres consumiendo el producto, así que se creen que es seguro", señaló Califano.

Otros estudios coinciden con el de CASA.

El Estudio Nacional sobre el Abuso de Drogas y Salud, publicado en septiembre, mostró que, aunque el consumo de alcohol está en declive entre jóvenes adultos, el de medicamentos que se obtienen con receta -opiáceos y contra el dolor- se ha incrementado entre los que tienen entre 18 y 25 años.

El fenómeno podría tener, no obstante, alguna ventaja.

Como señala Thorburn, "al menos cuando usan medicamentos legales las batallas con armas de fuego se quedan fuera de la ecuación".

© IBLNEWS. New York 2007

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