16 julio, 2007

Balas perdidas

Actualizado 10:30 A.M. (hora local)

  La Habana, lunes 16 de julio de 2007. Año 11 / Número 196

Periódico Granma

JEAN-GUY ALLARD

Tan rígidos son los controles contra el terrorismo en el Aeropuerto Internacional de Miami que inofensivos cortaúñas son decomisados de inmediato, las botellas de shampoo terminan en el basurero y, a la menor duda, todo pasajero es susceptible de una revisión integral de su persona.

Pero si usted viaja a Bolivia, como la norteamericana Dinh Donna Thi, con 500 proyectiles calibre 45 supuestamente destinados al honorable agregado militar de la embajada de Estados Unidos, los normalmente suspicaces agentes de aduanas le dejarán de inmediato la vía libre.

Identificado como el más malo de Estados Unidos, el aeropuerto de Miami adoptó en enero del 2004 una serie de nuevas medidas de seguridad que provocaron la aparición puntual de escenas tan incongruentes como sacos de arena y nidos de ametralladoras en los pasillos, y tanquetas en la pista de aterrizaje.

Las medidas de seguridad extremas están además aplicadas con unos celos rabiosos a los cubanoamericanos que viajan a Cuba.

Es conocido el incidente ocurrido el viernes 25 de febrero del 2005, cuando el Arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, fue interpelado groseramente al llegar a este aeropuerto en un vuelo charter con pasaporte diplomático del Vaticano y con visa de entradas múltiples. El prelado fue llevado hacia a una oficina donde interrogadores intentaron abrirle un llamado "expediente de peligrosidad".

Sin embargo, el miércoles 27 de junio último, la señorita Thi atravesó los implacables controles de esta misma terminal aérea, con cinco cajas de proyectiles calibre 45, marca Winchester, en sus maletas, sin sufrir la menor molestia de la jauría de uniformados. Salió en un vuelo de American Airlines con destino a Bolivia.

Observando que Dinh Donna Thi tenía entre sus pertenencias una cantidad de queso, un producto que no se puede importar, los funcionarios del aeropuerto boliviano de El Alto, vecino a La Paz, decidieron inspeccionar el conjunto de sus equipajes.

Al ver acercarse policías, la estadounidense de 20 años de edad se puso nerviosa y de repente prefirió confesar que, además del queso, transportaba cinco cajas de proyectiles de arma de fuego.

La esposa de un funcionario de la embajada estadounidense, esperaba a Dinh Donna Thi, fuera de la zona de inspección migratoria.

Según declaraciones de la propia embajada de EE.UU., los proyectiles eran destinados al coronel Joseph Campbell, jefe del comando de seguridad de la misión diplomática estadounidense, quien los necesitaba "para entrenarse".

Lejos de presentar disculpas, el embajador estadounidense, Philip Goldberg, declaró que la "jovencita" cometió un "error inocente", y expresó su molestia ante las legítimas expresiones de preocupación del gobierno boliviano. La investigación prosigue y el coronel Campbell será convocado por la Fiscalía para dar su versión de los hechos.

El calibre 45 es un proyectil con alto poder y puede causar graves heridas e incluso la muerte de una persona con un solo disparo. La posesión de pistolas de este calibre es considerada ilegal en numerosos países. El proyectil fue adoptado oficialmente en 1911 por el ejército de Estados Unidos, pero resultó sustituido en 1985. Numerosos cuerpos de policía siguen usándolo.

La ciudad de Miami es bien conocida como capital del terrorismo continental. Cientos de fanáticos de extrema derecha, cubanoamericanos y venezolanos en su mayoría están radicados en esta urbe donde se benefician de una total impunidad, a pesar de ser, muchos de ellos, fichados por el FBI.

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